En lo que ya se considera una de las operaciones más grandes y controvertidas en la historia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), una redada masiva resultó en el arresto de 1.416 personas, desatando una ola de condena internacional y profunda preocupación por los Derechos Humanos de los migrantes.
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La «Operación Patriota», de proporciones sin precedentes, ha sido duramente criticada por organizaciones de Derechos Humanos y activistas, quienes la califican de «cacería humana» y una «vergüenza nacional».
También, los arrestos han generado críticas por parte de los demócratas sobre el derecho al debido proceso de los migrantes. Sin embargo, han recibido elogios de los republicanos, quienes impulsan más deportaciones por órdenes del presidente Trump.
Aunque las autoridades de ICE señalan que 790 de los detenidos tenían antecedentes penales y 277 contaban con órdenes finales de expulsión, la magnitud y el alcance indiscriminado de la redada han generado un repudio generalizado.
«No se equivoquen, ICE seguirá haciendo esto”, declaró Todd Lyons, director interino de ICE.
