La devastación causada por el terremoto que azotó la región centro-norte de Birmania (Myanmar) hace cinco días continúa revelando cifras trágicas. La junta militar birmana ha elevado este miércoles a 2 mil 886 el número de fallecidos y a 4 mil 639 los heridos, mientras los equipos de rescate luchan contra el tiempo para encontrar sobrevivientes entre los escombros de miles de edificios derrumbados.
- Devastador terremoto deja más de 2.700 muertos y miles de heridos en Myanmar
- Autoridades de Myanmar decretan duelo nacional tras superar las 2.000 muertes por terremoto
El general Zaw Min Tun, portavoz de la junta, confirmó las cifras a EFE a través de un mensaje de telefonía móvil, reconociendo que las esperanzas de hallar personas con vida se desvanecen con el paso de las horas. El terremoto, de magnitud 7,7, ha sido el más violento en décadas en el país, dejando tras de sí un panorama de destrucción que incluye viviendas, colegios y templos reducidos a escombros.
En medio de la tragedia, la solidaridad internacional se ha hecho presente. Las autoridades castrenses informaron que 1.485 rescatistas de 15 países, incluyendo China, India, Rusia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Malasia, Emiratos Árabes Unidos, Laos, Bielorrusia, Turquía, Bután, Filipinas, Bangladés e Indonesia, se encuentran desplegados en el país. Estos equipos no solo participan en las labores de remoción de escombros y búsqueda de sobrevivientes, sino que también han llevado medicamentos y otros suministros esenciales.
Sin embargo, la ayuda internacional no ha llegado a todas las zonas afectadas, lo que agrava la situación en un país ya sumido en un conflicto interno que obstaculiza las labores humanitarias. La junta militar informó que más de 2.600 edificios, incluyendo viviendas, iglesias, colegios y pagodas, colapsaron debido al sismo y sus réplicas. Por su parte, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) estima que solo en Naipyidó hay más de 10.000 edificaciones destruidas o gravemente dañadas.
Se estima que 8,5 millones de personas se han visto «directamente afectadas» por el terremoto en Birmania, lo que evidencia la magnitud de la catástrofe y la urgencia de una respuesta humanitaria coordinada y eficiente.