Hoy, Viernes Santo, la comunidad cristiana en todo el mundo conmemora con solemnidad la crucifixión y muerte de Jesucristo de Nazaret. Este día de profundo significado espiritual une a fieles de las iglesias católica, protestante y ortodoxa, aunque la fecha de celebración varíe entre las distintas tradiciones. El Viernes Santo marca el segundo día del Triduo Pascual, precedido por el Jueves Santo y anticipando el gozoso Sábado Santo.
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La Pasión de Cristo, cuyo recuerdo centraliza la jornada, se inicia con la sentencia de muerte dictada por el gobernador romano Poncio Pilatos, tras la proclamación de Jesús como ‘Rey de los Judíos’. Este momento da paso a la evocación de los intensos sufrimientos que Jesús soportó en su camino hacia el Monte Calvario.
Los relatos evangélicos narran cómo, tras la decisión de Pilatos, Jesús fue despojado de sus vestiduras, brutalmente golpeado y atacado con piedras. Acto seguido, le fue impuesta una corona de espinas y se vio obligado a cargar con el peso de su propia cruz hasta la cima del Monte Gólgota, también conocido como Monte Calvario, ubicado en las afueras de Jerusalén.
En ese lugar, Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, bajo un letrero que rezaba: “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”. Esta inscripción es el origen de las conocidas siglas INRI. Fue en la cruz donde pronunció las llamadas Siete Palabras, las siete últimas frases que marcaron sus horas finales y que constituyen la base de una profunda reflexión para los creyentes durante este día sagrado.
Liturgia de la Pasión del Señor: Un rito de recogimiento
En la tradición católica, el Viernes Santo se distingue por la ausencia de la celebración de la Eucaristía. En su lugar, durante la tarde, a la hora en que la liturgia sitúa la muerte de Jesús en la cruz, se lleva a cabo la Liturgia de la Pasión del Señor. Este rito centraliza la tortura y el fallecimiento de Jesucristo, revividos a través de la lectura de los Evangelios y la veneración de la cruz.
La jornada del Viernes Santo se vive intensamente a través del Vía Crucis, una representación del camino de Jesús hacia la crucifixión, con estaciones que marcan los momentos clave de su sufrimiento. Para los fieles, este día es una oportunidad para la introspección, el arrepentimiento y la solidaridad con el sacrificio de Jesús, en espera de la gloriosa resurrección que se celebrará el Domingo de Pascua.
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